La movilidad humana representa uno de los mayores retos para la actual coyuntura sanitaria, y complejiza la respuesta del gobierno nacional y de los gobiernos locales frente al covid-19. Cinco recomendaciones y una reflexión.
Colombia como principal destino de uno de los actuales y más importantes fenómenos globales de movilidad humana ha recibido 1.771.237 migrantes venezolanos de una diáspora que ya supera los 4,9 millones en el mundo, esto según cifras recogidas por la Acnur y la OMI.
De acuerdo con Migración Colombia, las principales ciudades son grandes receptoras de personas en condición de movilidad humana, liderando Bogotá con 352.431 migrantes, seguidas por Cúcuta 104.981; Barranquilla 99.251; Medellín 85.062; y Cali 62.414, respectivamente.
De otro lado, desde hace más de un quinquenio los departamentos fronterizos reciben una presión migratoria que ha superado ampliamente las lógicas sociales del histórico intercambio de frontera, en los 2.219 kilómetros de frontera confluyen 12 millones de ciudadanos, 5,5 millones en los siete departamentos colombianos y unos 6,4 millones en los cuatro estados fronterizos venezolanos, a los que se suman los 4,8 millones de venezolanos con Tarjeta de Movilidad Fronteriza y un número incierto de colombianos que viven del paso pendular y el intercambio en el área. Todo ello representa uno de los mayores retos para la actual coyuntura sanitaria, y complejiza la respuesta del gobierno nacional y de los gobiernos locales frente al covid-19.
La migración debe abordarse conceptualmente desde la Movilidad Humana, la cual se refiere a los procesos concretos que cualquier persona, familia o grupo humano realiza o experimenta para establecerse temporal o permanentemente en un sitio diferente a aquel en donde ha nacido o residido (ver). Incluye personas migrantes, inmigrantes, solicitantes de refugio, refugiados reconocidos y de facto, asilados, apátridas, migrantes y desplazados internos, víctimas de trata y tráfico de personas y a sus familias.
La movilidad humana es un concepto relativamente nuevo, que supera las definiciones tradicionales de migración, incluso reconociéndola como un derecho humano en la medida en que la historia de la humanidad se ha definido por procesos de movilidad (ver).
Recomendaciones
- Una línea única de atención e información para la población en situación de movilidad humana.
- En el contexto del covid-19 las alcaldías deben emitir circulares recordando a los cuerpos de seguridad y funcionarios de la administración local las implicaciones de la Ley 1482 de 2011, que tiene por objeto sancionar penalmente actos de discriminación por razones de raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología política o filosófica, sexo u orientación sexual, discapacidad y demás razones de discriminación.
- La respuesta institucional y las ayudas sociales ante la crisis generada por el covid-19 no debe discriminar a la población en condición de vulnerabilidad, la cual incluye personas en situación de movilidad humana.
- Con recursos de los gobiernos locales, del gobierno nacional y de la cooperación internacional se deben abrir albergues temporales y ampliar la oferta de comedores comunitarios para garantizar el cumplimiento de la cuarentena en condiciones dignas a poblaciones vulnerables, para quienes esta medida es imposible de cumplir.
- Apoyarse en la experiencia de las organizaciones de las diferentes iglesias y de la sociedad civil para la atención de la población vulnerable, independientemente de la nacionalidad, bajo estrictos protocolos de salud pública diseñados por los gobiernos locales.
Reflexión
Producto del covid-19, la gestión de la crisis nacional debe conducir a una reflexión por parte de las autoridades locales sobre la necesidad de desarrollar en las ciudades una institucionalidad responsable y especializada en la atención migratoria. Para ello, es necesario adelantar, con el apoyo local, un registro nacional, único y permanente para migrantes y retornados, como en su momento se creó el registro de víctimas del conflicto armado y desplazamiento forzoso.