Contenido republicado desde el sítio electrónico de On Cuba News
La actual composición de la emigración cubana en Estados Unidos es tan variada como lo son sus proyectos migratorios, sus posicionamientos políticos y su actitud hacia su país de origen.
La llamada ‘nueva migración’ cubana a Estados Unidos está compuesta por un nutrido y variopinto grupo que emigró con posterioridad a los acuerdos migratorios de 1994-1995 y que ha continuado llegando hasta la actualidad en sucesivas oleadas. Sólo entre 1995 y 2017 inmigraron más cubanos a Estados Unidos que en cualquiera de las otras etapas. Las imágenes que circulan respecto de esta ‘nueva migración’ hacen referencia, grosso modo, a la aparente despolitización de este grupo, representado en la etiqueta del ‘migrante económico’, cuyas preocupaciones estarían centradas en el apoyo a sus familias en la Isla, antes que en una oposición al gobierno cubano o su integración en la sociedad norteamericana. En síntesis, a la gran mayoría se les sigue encasillando en viejos, pero también renovados moldes y estereotipos, en ocasiones estigmas que, como suele pasar, poco dicen de la diversidad de este grupo, sus proyectos migratorios y posicionamientos políticos. En las líneas que siguen comparto algunos datos y hallazgos preliminares de un estudio realizado en septiembre de 2019 a través de discusiones grupales con cubanos pertenecientes a estas oleadas más recientes arribadas a Miami, a modo de ir construyendo una posible agenda de investigación y debate.
Motivaciones y significados de la migración: más similares que diferentes
Pese a la fuerza de estos estereotipos, las motivaciones y significados de la migración cubana reciente se han diversificado y complejizado, aunque el rechazo hacia “el sistema” imperante en Cuba sigue siendo primordial para la mayoría consultada. De sus discursos emergen tres grandes núcleos de motivaciones—familiares, políticas y económicas. Sin embargo, aparecen con mucha frecuencia entremezcladas y resignificadas. “Hoy es lo económico y lo económico es lo político,” dijo un participante. Se rechaza, por tanto, la idea de que la migración cubana de los últimos veinticinco años ha sido estrictamente “económica” y no “política,” aun cuando, paradójicamente, varios participantes acusan a los migrantes más recientes de considerarse migrantes “económicos” exclusivamente y algunos de los más recién llegados se autoperciben así.
En términos políticos, la falta de libertades aparece como una razón para migrar. Pero esa falta de libertades tiene expresiones políticas (descontento ideológico con el “sistema”) y también económicas (superación profesional, mejoras de vida, oportunidades laborales). Puede pensarse entonces que, si bien algunos afirman que no son razones de carácter político las que han impulsado su proyecto migratorio, en general las motivaciones para emigrar dentro de este grupo no han sido del todo diferentes a las de sus predecesores, aun cuando en la actualidad hay condiciones que facilitan que esos migrantes mantengan una relación más activa con el país de origen.
Cabe recordar que esta nueva oleada de inmigrantes cubanos, ahora bajo escrutinio, no es la primera en ser criticada. Los llamados “exiliados históricos”, que arribaron a Estados Unidos en las primeras décadas después del triunfo de la Revolución, fueron víctimas del racismo y el rechazo al extranjero, manifestado en los carteles “No blacks, no Cubans, no dogs” (No se aceptan negros, cubanos, ni perros). Sin embargo, las siguientes oleadas de cubanos han experimentado además la crítica de quienes les preceden en la fecha de llegada. Así, antes de “balsero” se usó el término “marielito”, que no solo describía al que vino en 1980 por el puerto del Mariel, sino que además se refería a ciertos comportamientos y maneras de ser de una generación que ya había sido socializada en el “proyecto de la Revolución”. Su carga peyorativa es similar a la de “balsero”, aunque con matices y rasgos que las diferencian.
El calificativo de “balsero” también ha sido un término que ha dejado de referirse solamente a una vía para emigrar a Estados Unidos en frágiles embarcaciones, y que en un principio calificaba a los que participaron en el éxodo de 1994, para cargarse de un sentido peyorativo, adjudicándoles comportamientos vulgares, materialistas y oportunistas, además de un posicionamiento apolítico frente al gobierno cubano y las razones de su migración. Más allá de estas imágenes, convendría ir conociendo más a este grupo con el que todavía las Ciencias Sociales están en deuda.
Fuente: On Cuba News