Chile: entre la inmigración y la xenofobia

idi spaSin duda alguna, Chile es el país latinoamericano que más ha recibido inmigrantes en los últimos años. Paralelamente ha comenzado a tomar fuerza un fenómeno que era extraño a ese país: la xenofobia.

Sin duda alguna, Chile es el país latinoamericano que más ha recibido inmigrantes en los últimos años. En apenas 8 años, el país austral ha registrado una tasa promedio de migración del 4,2% anual, la más alta de la región. El ritmo ha sido ascendente. Solo el último año el número de inmigrantes creció en un 29%.

Paralelamente ha comenzado a tomar fuerza un fenómeno que era extraño a ese país: la xenofobia. Con los inmigrantes también llegaron realidades que los chilenos rechazan. Gentes ruidosas, nuevas formas de violencia y una percepción de inseguridad más alta en zonas tradicionalmente tranquilas.

De cada 4 inmigrantes, 3 provienen de algún país sudamericano. Dentro de las solicitudes de residencia definitiva, los peruanos son los más numerosos con un 38%. Le siguen los bolivianos con el 13.5% y los colombianos con el 13%. Recientemente se ha registrado un aumento creciente de inmigrantes procedentes de Venezuela, Haití y República Dominicana.

Opiniones divididas

La fuerte ola migratoria tomó a Chile por sorpresa. La legislación para los inmigrantes se muestra obsoleta y ha sido objeto de duras críticas. Si en algo están de acuerdo los chilenos es en que esas leyes se deben cambiar, para modernizarlas y adaptarlas a la nueva situación.

En lo que sí hay fuertes desacuerdos es en lo que debe contemplar la nueva legislación sobre la materia. Michelle Bachelet presentó un proyecto de ley de migraciones, pero este se hundió en el Congreso. La mayoría lo catalogó como regresivo e impreciso. De ahí que no haya avanzado.

Sebastián Piñera, por su parte, señaló durante la campaña que las leyes migratorias deben prohibir el ingreso de personas con antecedentes penales. También indicó que lo mejor sería sustituir el sistema actual de visado por un sistema de admisión de inmigrantes, en función de la experticia que requiere el mercado laboral. Es un mecanismo similar al que funciona en Canadá o Australia.

Los sectores de centro izquierda han criticado todas estas propuestas. Estiman que es una forma de “criminalizar la inmigración”. Para ellos lo fundamental es crear y fortalecer las normas que protejan los derechos humanos de los inmigrantes y diseñar políticas que atiendan sus necesidades y faciliten su inserción.

¿Inmigrantes o desplazados?

Aunque no hay cifras precisas al respecto, se estima que la mayor parte de los inmigrantes llegan a Chile buscando mejores condiciones económicas. También los hay que huyen de la violencia o la persecución en sus países. Esto, por supuesto, genera importantes problemas para los chilenos. Muchos de ellos rechazan el hecho de que deban asumir la atención de las necesidades de los extranjeros.

Lo más grave es que alrededor de la migración ya se ha diseñado toda una estructura semi-mafiosa. Existen grupos organizados cuyo papel es el de llevar a los inmigrantes desde su país de origen hasta Chile. A quienes proceden del Caribe, por ejemplo, se les cobra unos US$2 500 por hacer la travesía. Muchos de ellos llegan ilegalmente a Ecuador o Perú y son trasportados a escondidas en los maleteros de los autobuses. Así llegan hasta la frontera, en donde todo puede complicarse.

Uno de los grandes peligros sobreviene porque el límite entre Perú y Chile sigue siendo un campo minado. La dictadura de Pinochet sembró allí unas 150 000 minas, de las cuales sobreviven alrededor de 50 000. Son varios los inmigrantes que han sido víctimas de estos artefactos. Así mismo, hay denuncias de graves hechos de inseguridad e incluso de desapariciones en esa frontera.

El mal xenofóbico

Un estudio realizado por la Fundación Nuevas Contingencias Sociales estableció que hasta el 41% de los inmigrantes en Chile se han sentido discriminados. La mayoría indicaron que desconocían la razón por la cual se habían producido esos actos. Al mismo tiempo, muchos de ellos dijeron haber sido tildados de “delincuentes” sin ningún motivo y/o haber sido recriminados por el color de su piel.

En la misma investigación se consultó la opinión de los chilenos. El 47% de ellos dijeron que los extranjeros llevaban enfermedades al país. El 35% indicó que rechazaban la presencia de los inmigrantes porque estos terminaban quitándoles el trabajo a los nacionales. Otro 35% señaló que quienes provenían de otros países eran sucios y no cuidaban el medio ambiente.

Es claro que hay un malestar entre los chilenos por la llegada de los inmigrantes latinoamericanos a su país. Sin embargo, también es claro que las medidas prohibitivas que muchos reclaman, a la larga solo agravarían el problema. Probablemente solo lograrían incrementar la inmigración ilegal, que trae consigo males mayores a los que ya existen.

La solución está en una política migratoria coherente y actualizada. También, por supuesto, en un mayor esfuerzo educativo para que muchos chilenos entiendan que el color de la piel y la delincuencia no son factores que vayan de la mano. Así mismo, resulta pertinente recordarles que fueron muchos los países latinoamericanos que los acogieron cuando la dictadura los obligó a un exilio masivo.

Fonte: La Opinión Digital – 21/02/2018

pt_BRPortuguese
Pular para o conteúdo