"No planificamos proyectos para nosotros, sino con nosotros. No nos implican, partiendo de nuestras competencias. El mediador cultural se forma exclusivamente a través de los libros: no tiene el conocimiento de mi cultura que yo tengo. Entonces se da más cuenta de que puedo ser un verdadero conducto entre las dos culturas".
"No planificamos proyectos para nosotros, sino con nosotros. No nos implican, partiendo de nuestras competencias. El mediador cultural se forma exclusivamente a través de los libros: no tiene el conocimiento de mi cultura que yo tengo. Entonces se da más cuenta de que puedo ser un verdadero conducto entre las dos culturas".
por Jessica Cugini
En los últimos años, las conferencias sobre la importancia del papel de la diáspora son cada vez más frecuentes. Pero si nos mantenemos dentro de este relato del protagonismo migrante del que a menudo oímos hablar, hay algo que no vuelve. Surgen inevitablemente diferentes preguntas: ¿por qué, si la diáspora es la protagonista, la amistad no es gestionada también por las realidades migrantes, especialmente las más arraigadas en el territorio? ¿Por qué los distintos mediadores culturales, en lugar de ser llamados a traducir, no son los protagonistas de viajes pensados junto a los que tratan con refugiados y solicitantes de asilo? ¿Por qué, en lugar de ser esas figuras que pasan por el minucioso proceso de traducir ante los tribunales, cuya tarea es decidir si el migrante tiene derecho a un correo que le permita vivir en este país, no acompañan este proceso tendiendo un puente entre la brecha que ya se ha construido entre las dos culturas?
Y sin embargo: ¿por qué no pueden ser las víctimas del viaje, los liberados del viaje, los narradores de historias similares y pesadas de contar? ¿Por qué alguien que emigra no puede ser el protagonista de su propia y altruista emigración? Por supuesto, la respuesta a estas preguntas es: "Porque los emigrantes no tienen las habilidades para hacerlo". Pero es una respuesta frágil, que no se cuestiona a sí misma, que no siente la necesidad de mirar más allá de sí misma. Una que es capaz de cambiar el sentido de las respuestas, de darles órdenes constructivas y propositivas, de viajar para cambiar algo que se ha roto o que ya no está realmente roto.
Centros de formación
"Hemos visto tantas sesiones de formación y programas de apoyo para y con inmigrantes en los últimos años. Ha sido un verdadero honor", afirma Modou Gueye, presidente de la asociación Sunugaal Milano. Pero todas estas realidades, que dicen preocuparse por la formación de los extranjeros, ¿han preguntado realmente a las distintas mentes migrantes qué es lo que realmente necesitan? ¿Qué podría ser útil en términos de formación? ¿Qué tenemos ya como bagaje de nuestra cultura? ¿Nos hemos implicado alguna vez en viajes serios que partieran no sólo de presuntas necesidades, sino de nuestras competencias reales? Sentimos que los grupos dedicados a las comunidades de inmigrantes están desiertos porque los extranjeros no tienen las competencias necesarias para poder acceder a ellos y participar. Por eso, en primer lugar, cuando buscamos protagonismo, debemos darnos cuenta de lo que queremos pedir, de cuál es la mejor manera de potenciar el papel de la diáspora del que tanto hablamos. Nos han convencido de que para ser protagonistas, las bandas tienen que escribir por nosotros, de acuerdo, pero es necesario formarse. Nadie nace "sin aprender". En Milán, queríamos organizar...
Fuente: http://www.nigrizia.it/notizia/talento-migrante/focus 11.05.2017
