Los migrantes que llegan a Europa han cambiado de ruta: el paso entre Turquía y Grecia está prácticamente cerrado, pero cada vez son más los que arriesgan la vida para cruzar el Mediterráneo entre Libia e Italia.
por Michel VIATTEAU
Varsovia (AFP) - Los migrantes que llegan a Europa han cambiado de ruta: el paso entre Turquía y Grecia está prácticamente cerrado, pero cada vez son más los que arriesgan la vida para cruzar el Mediterráneo entre Libia e Italia.
Ha florecido una industria criminal, mientras que la Unión Europea ha reforzado su agencia fronteriza Frontex para intentar controlar la migración masiva.
Frontex es a la vez el poli bueno y el poli malo: rescata a los inmigrantes de embarcaciones que se hunden, pero también los deja en centros de acogida donde corren el riesgo de ser devueltos a casa.
El jefe de Frontex, Fabrice Leggeri, resumió la situación en una entrevista con la AFP.
- ¿Quiénes son los inmigrantes? -
En las costas de Grecia llegan ahora "80 o 100 personas al día, mientras que teníamos 2.500 al día" antes del acuerdo con Turquía, dijo Leggeri.
Entre los que llegan de África a través del Mediterráneo central y Libia, cuyo número ha aumentado más del 40%, la mayoría proceden de África occidental. Son senegaleses, guineanos, nigerianos. En 2016 fueron 180.000.
Son sobre todo emigrantes económicos y entre ellos hay muchos hombres jóvenes, pero también familias y mujeres jóvenes. Las mujeres nigerianas suelen ser explotadas como prostitutas en Europa.
"No son los más pobres los que se van, porque tienen que poder pagar a los contrabandistas", afirma Leggeri.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de las más de un millón de personas que llegaron a Europa en 2015, 850.000 cruzaron a Grecia por el mar Egeo. Más de la mitad procedían de Siria y la mayoría del resto de Afganistán e Irak.
Tras un histórico acuerdo entre la UE y Turquía en marzo de 2016, el número total de llegadas a Europa por mar se redujo ese año a unas 363.000, según datos de la OIM.
Pero a medida que disminuía el número de llegadas a Grecia, empezaban a crecer las cifras de llegadas desde el norte de África.
A mediados de abril de 2017, "unos 36.000 migrantes habían llegado a Italia desde principios de año, lo que supone un aumento del 43% respecto al mismo periodo del año anterior", según Frontex.
- ¿Quiénes son los contrabandistas? -
Al comienzo de la etapa más peligrosa del viaje a través del Sáhara, los emigrantes son transportados por nómadas tuareg o tebu, para quienes se trata de una actividad comercial tradicional, explica Leggeri.
Sin embargo, la travesía del Mediterráneo está dirigida por redes delictivas, grandes y pequeñas, así como por contrabandistas solitarios.
En el escalafón más bajo se encuentran los ladrones de poca monta, a veces los propios inmigrantes, que se convierten en patrones de las pequeñas embarcaciones sobrecargadas para pagarse la travesía, según Leggeri.
Luego están los intermediarios que recaudan el dinero y organizan el viaje, pero que no embarcan. Sus jefes son los jefes de la red, entre los que "probablemente haya personas que hayan trabajado antes en la policía" en Libia, según Leggeri.
- ¿Cuánto dinero hay en juego? -
No es fácil hacer una estimación, pero según un informe reciente de Europol, la agencia policial de la UE, las bandas que trafican con inmigrantes hacia Europa o dentro de ella se embolsaron entre 4.700 y 5.700 millones de euros en 2015.
Pero esos beneficios cayeron en casi 2.000 millones de euros el año pasado.
Los grandes traficantes utilizan el dinero obtenido con el tráfico ilícito de migrantes para emprender otras actividades delictivas que requieren una inversión inicial, "ya sea tráfico de drogas, de armas o incluso financiación del terrorismo, no podemos excluirlo", afirmó Leggeri.
Los fondos se mueven a veces abiertamente a través del servicio de transferencia de dinero Western Union, especialmente en África occidental. En África oriental, los traficantes utilizan más a menudo la "hawala", un sistema informal de pago basado en la confianza que es mucho más difícil de rastrear que las transferencias bancarias.
- ¿Cuáles son las principales rutas? -
Los emigrantes de África occidental empiezan cogiendo el autobús, explica Leggeri. El territorio de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) se asemeja en cierto modo a la zona Schengen, exenta de visados, ya que las personas pueden viajar libremente por él pagando una módica tasa de unos 20 euros.
Una vez que los migrantes llegan a Niamey, capital de Níger, comienza la actividad ilegal y deben desembolsar hasta 150 euros cada uno para llegar al norte del país y a la frontera con Libia.
Luego viene la travesía, que puede costar hasta 1.000 euros, según el barco. Los particulares pueden, por ejemplo, pagar 300 euros por una plaza en una lancha neumática, pero esos viajes son especialmente arriesgados.
La ruta de África Oriental -que parte del Cuerno de África y es tomada por eritreos, somalíes y etíopes- es más cara.
El viaje lo organizan bandas delictivas nacionales que trabajan juntas, de modo que una red sudanesa, por ejemplo, entregará a sus clientes a una red libia en la frontera.
"Allí, la tarifa puede ascender a 3.000 euros, desde el Cuerno de África hasta Italia", explica Leggeri.
- ¿Cómo se aborda el problema? -
El punto de inflexión se produjo en 2015, cuando la crisis migratoria golpeó a Grecia, lo que llevó a Europa a reforzar Frontex.
"A principios de 2015, podíamos desplegar entre 300 y 350 guardias de fronteras en un momento dado. Hoy podemos desplegar entre 1.300 y 1.400 guardias fronterizos a la vez en varios campos de operaciones", explicó Leggeri.
En 2016, Europa creó un contingente de reacción rápida de 1.500 guardias de fronteras que pueden desplegarse en cinco días laborables en caso de necesidad.
Al mismo tiempo, Frontex quiere trabajar en sentido ascendente para detener la afluencia migratoria antes de que llegue al Mediterráneo. La agencia ha abierto recientemente una oficina en Niamey para reforzar su colaboración con las autoridades de Níger.
Paradójicamente, los rescates marítimos fomentan la migración y benefician a los traficantes, que cargan sus desvencijadas embarcaciones con más y más personas, al tiempo que aseguran a los migrantes que, una vez abandonen aguas libias, se ocuparán de ellos.
"Nunca ha habido tantas embarcaciones patrullando el Mediterráneo como en 2016... y desgraciadamente nunca ha habido tantas muertes, 4.000 muertes muy probablemente según la OIM", dijo Leggeri.
Tiene un mensaje para cualquier país con potenciales emigrantes a Europa: el paraíso esperado "es mentira".
"O mueres en el Mediterráneo o llegas a Europa en condiciones extremadamente deplorables. No es El Dorado que describen los contrabandistas", afirma Leggeri.
"Y encima la UE está reforzando una política de retorno, de repatriación, así que lo que corre el riesgo de ocurrir es que los migrantes pierdan sus ahorros para pagar a los contrabandistas y al final de su viaje haya un avión que los lleve de vuelta a su país de origen".
- ¿Perspectivas a largo plazo? -
Aunque la gran crisis que asoló las islas griegas parece haber terminado, la presión migratoria en las fronteras europeas no muestra signos de evaporarse.
La inestabilidad geopolítica, como el conflicto en Siria o el caos en Libia e Irak, seguirá llevando a los solicitantes de asilo a Europa. Otros vendrán por la pobreza o por razones demográficas.
Mientras los países de origen no puedan ofrecer a sus residentes una calidad de vida y unas perspectivas adecuadas, "los hombres y las mujeres se desplazarán, como siempre ha ocurrido en la historia de la humanidad", afirmó Leggeri.
Fuente: Yahoo Noticias