La realidad de la inmigración en el suroeste del Alentejo

idi braPortugal, tradicionalmente un país de emigrantes, ha conocido en las últimas décadas nuevas realidades de flujos regulares de inmigrantes, como el suroeste del Alentejo, región en la que cohabitan múltiples nacionalidades, entre otras: tailandeses, sijs, nepaleses, bengalíes, vietnamitas, pakistaníes, camboyanos, ucranianos, bielorrusos, búlgaros, rumanos y moldavos.

Portugal, tradicionalmente un país de emigrantes, ha conocido en las últimas décadas nuevas realidades de flujos regulares de inmigrantes, como el suroeste del Alentejo, región en la que cohabitan múltiples nacionalidades, entre otras: tailandeses, sijs, nepaleses, bengalíes, vietnamitas, pakistaníes, camboyanos, ucranianos, bielorrusos, búlgaros, rumanos y moldavos.

Se trata de trabajadores agrícolas que viven en sus países de origen con grandes dificultades económicas, pero que encuentran en las explotaciones hortofrutícolas del suroeste alentejano una forma de mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias. La presencia de estas comunidades, que están transformando la realidad sociocultural del Alentejo -en 2011 la Asociación de Horticultores del Sudoeste Alentejano registró la presencia de 2.500 ciudadanos extranjeros en la agricultura intensiva, y en el municipio de Odemira los inmigrantes son ya el 12% de la población local- es fundamental para que los empresarios agrícolas puedan satisfacer las necesidades de mano de obra menos cualificada del mercado laboral de la región.
Como activo para el desarrollo del Sudoeste Alentejano y para el país, pero también revelador de una realidad laboral marcada en muchos casos por los bajos salarios, lo que hace que incluso con altas tasas de desempleo la población local rechace estas oportunidades profesionales, este flujo migratorio impone a las autoridades político-administrativas y a los agentes socioeconómicos nacionales, regionales y locales una estrategia capaz de analizar los problemas y encontrar soluciones a diversos desafíos. Entre ellos, las políticas y prácticas de acogida e integración, las necesidades de vivienda, las condiciones de vida y de trabajo, los derechos sociales y los salarios, así como las barreras lingüísticas y culturales.
Como afirma el P. António Vaz Pinto, antiguo Alto Comisario para la Inmigración y las Minorías Étnicas, "la palabra inmigración, conviene recordarlo, no es una palabra neutra y fría, es una realidad que contiene personas muy concretas con sus vidas, alegrías, esperanzas y deseos. Por otra parte, es una realidad viva, en continuo movimiento que no se puede fijar ni detener. Es un variopinto rompecabezas humano de innumerables colores, lenguas, sabores, tradiciones, culturas y religiones. Por eso no pide una sola respuesta, sino respuestas variadas y sucesivas, un rompecabezas que se construye con el esfuerzo de todos".

Fuente:da.ambaal.pt

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