¿Cómo se mide y combate la trata de seres humanos?

idi ita¿Cómo se mide la trata de seres humanos? ¿Cómo se identifica a las víctimas? ¿Y cómo se entrelazan el tratamiento y la migración? Claudia Torrisi nos habla de una importante conferencia internacional sobre tratamiento que se celebra en Montecitorio.

¿Cómo se mide la trata de seres humanos? ¿Cómo se identifica a las víctimas? ¿Y cómo se entrelazan el tratamiento y la migración? Claudia Torrisi nos habla de una importante conferencia internacional sobre tratamiento que se celebra en Montecitorio.

Aunque en los últimos veinte años las organizaciones nacionales, europeas e internacionales se han implicado cada vez más en la lucha contra el trato de personas, el tráfico de seres humanos sigue siendo una de las áreas de negocio más peligrosas para los grupos delictivos: miles de mujeres, hombres, bebés y niños son víctimas de la trata, vendidos y utilizados con fines sexuales, laborales, de empleo o de tráfico de órganos. Una violación sistemática de los derechos humanos que se entrelaza con las políticas migratorias y de asilo, y que evoluciona y se modela con los cambios en las acciones de control.

¿Qué no funciona con el equipo de lotería? ¿Cómo replantearse el sistema? Hay varios aspectos, como se puso de manifiesto durante la conferencia internacional organizada por la asociación On the Road Onlus, implicada desde hace años en la protección de los derechos humanos.

El problema de los números
Comprender la trata de seres humanos es complicado. El fenómeno fue definido en 2011 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como algo "difícil de ver, más difícil de contar", difícil de ver, aún más difícil de contar. Es un tema que merece la pena volver a mencionar: por un lado, hay mucha profundidad en el tratamiento, por otro, los datos y herramientas disponibles son inconexos e incoherentes. Basta con echar un vistazo a las cifras.

El último Índice Global de Esclavitud elaborado por la Fundación Walk Free en 2016 cuantificaba en 40,3 millones de personas las víctimas de la esclavitud moderna en el mundo. La nueva edición -prevista para mayo de 2018 en colaboración con la Oit- comprobará estos datos. Los preparativos son complicados y no son criticables, sobre todo por la escasez de sedes nacionales.

L'Iom, sin embargo, habla de 7.000 víctimas al año, unas 90.000 desde 2002. La estadística se basa en casos denunciados o identificados, por lo que no tiene en cuenta el número de víctimas. De hecho, la UNODC (la oficina de la ONU para el control de drogas y la prevención del delito) ha contactado con 63.251 personas que fueron víctimas de tratamiento entre 2012 y 2014. Incluso a nivel europeo, la cuestión de los datos parece complicada. Según la Comisión Europea, las víctimas de trata fueron 15.846 entre 2013 y 2014; sin embargo, según Europol, en el mismo periodo el número rondó las 7.500.

En Italia, el Departamento de Pari Opportunità contabilizó 1.172 personas colocadas en programas de protección en 2016. Los datos de la OIM, recogidos el mismo año en centros de acogida, muestran 8.277 víctimas potenciales de trata de personas, 6.599 identificadas, 290 rastreadas, 135 colocadas en redes de lucha contra la trata. Las divergencias surgen porque hay un problema importante con los criterios de identificación de las víctimas de la trata de personas, y un sistema al que le cuesta reconocer el fenómeno también le costará mezclarlo.

La lucha se libra incluso con las políticas migratorias
Según el experto en trata de seres humanos Claudio Donadel, la trata es "un fenómeno parasitario": de hecho, se nutre de otros problemas comunes, como la prostitución, el trabajo manual, las viviendas precarias, la marginación y otros ámbitos de explotación. Por eso, afirma Donadel, cualquier sistema de intervenciones que se centre únicamente en el trabajo no será especialmente eficaz; sólo las políticas que regulan estos fenómenos "colaterales" pueden hacerlo: "también se combate el trabajo, y sobre todo fuera del trabajo. Por ejemplo, abriendo canales para los trabajadores extranjeros, canales humanitarios y evitando procesos de victimización. Todas estas son políticas de gestión de los flujos migratorios, y no de aglomeración en el mercado laboral".

Salvatore Fachile, abogado de Asgi, señala que, en el último periodo, las instituciones nacionales y de la UE han centrado toda su atención en el concepto de "protección". Esto, sin embargo, corre el riesgo de hacer perder de vista los propios aspectos relacionados con el fenómeno migratorio. "Desde 2015, la Comisión Europea ha cambiado su enfoque sobre la circulación [de personas], comenzando por un lado con una política sistemática de acuerdos con los países de origen y tránsito de los migrantes, como con Turquía, y por otro trabajando en una reforma del Reglamento de Dublín, que prevé que las solicitudes de asilo se realicen fuera de la UE." Italia también tiene amplios acuerdos, por ejemplo con Níger y Libia. Según Fachile, "se juega mucho con la circulación, a través de una doble esternalización: de la frontera y del asilo".

Está claro que la trata y la migración están relacionadas. Maria Grazia Giammarinaro, Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la Trata de Personas, afirma que "a veces las personas que acaban en Italia ya han sido objeto de trata durante el viaje, pero es difícil demostrarlo. Como las chicas nigerianas que llegan con un número de contacto, ya están en una red". Por eso, añade, es necesario "evitar absolutamente que otras políticas sectoriales, por ejemplo las migratorias, contradigan totalmente las afirmaciones que se hacen en forma de "tráfico". Un ejemplo evidente es el acuerdo con Libia, que fue denunciado e inmediatamente rescindido. La estrategia contra el tráfico no es contra la inmigración. Al contrario: es una estrategia de solidaridad, de amistad".

Vulnerable o irregular: una cuestión de ética
Según Giorgia Serughetti, investigadora de la Universidad de Milán Bicocca, la trata de seres humanos implica categorías creadas ad hoc para el contexto migratorio que, sin embargo, apenas se concilian con la complejidad de las situaciones concretas. Por ejemplo, al distinguir entre migración voluntaria e involuntaria (y hablar, por tanto, del consenso de la víctima en el viaje), ¿cómo tratar la deuda voluntaria en que incurren las niñas nigerianas para perseguir un proyecto migratorio? Lo mismo ocurre con la migración económica o forzosa, porque a menudo los factores que impulsan la primera son violaciones de los derechos humanos. Estas dificultades se materializan en la fase de identificación, en el punto caliente en el que se divide a los migrantes irregulares de los que tienen derecho de asilo. "Se pueden verificar situaciones como la invasión de niñas nigerianas al Centro Ponte Galeria en 2015 y la sucesiva expulsión de muchas de ellas", dice Serughetti, recordando un episodio que involucró a 66 niñas nigerianas.

Los mismos problemas, añade, se plantean a la hora de obtener el permiso de residencia, que tiene en cuenta "no sólo la 'vulnerabilidad de la solicitante de asilo', sino también su voluntad de adherirse a un programa de protección de las víctimas de tratos y de entrar en una estructura protegida. La protección está, pues, subordinada a la voluntad de presentarse como víctima, requisito que ninguna ley establece como condición para recibir protección".

Serughetti lo define como "un problema de etichettes": "están en juego las figuras de lo que es más verdadero o más falso - vere rifugiate, vere vittime, o false rifugiate e false vittime, vulnerabili o pericolose". El problema de los etichettes es que a menudo no se ajustan a la realidad, y los estereotipos corren el riesgo de ser excluidos. Para el artista, todo se reduce a una mala interpretación de
el concepto de "vulnerabilidad", representado como opuesto e irreconciliable con la "agencia", es decir, la capacidad de acción personal, o como pertenencia a un grupo, en detrimento de la autosuficiencia. "Se está replanteando la vulnerabilidad", concluye Serughetti, "y se está reconociendo la protección, que debe darse a todos los migrantes conscientes de la necesidad de revertirla".

El hecho de que las víctimas de la trata oscilen entre ser consideradas migrantes irregulares o víctimas sin posibilidad de autodeterminación significa que no se las reconoce como lo que son: personas con derechos. "La cuestión de los derechos es un debate que hay que abordar, sobre todo a la hora de analizar las legislaciones y políticas nacionales. Estamos muy cerca de esta cuestión", afirma Giammarinaro. "Siempre se tiene la idea de que la víctima es atendida por las autoridades y a partir de ahí son ellas las que deciden en su nombre", añade, "y en cambio, ir más allá significa lo contrario: hacer que esta persona emerja como 'titular de derechos', en un estado de autodeterminación. Una persona a la que no se deja sola, sino a la que se acompaña en un viaje para recuperar su plena dignidad y autonomía. Pero para ello hace falta voluntad política".

Fuente: http://openmigration.org/analisi/come-si-misura-e-si-combatte-il-traffico-di-esseri-umani/ 08.03.2018

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