- La Conferencia del Episcopado Mexicano informó que en la frontera sur del país hay miles de hermanos que tienen ya varios días sin comer y que duermen en la calle, entre ellos niños, ancianos y enfermos
- Los obispos piden al gobierno federal activar un Plan de Emergencia para dar atención humanitaria, especialmente a aquellos que deambulan por la ciudad de Tapachula, en el estado de Chiapas
Ante el constante flujo de caravanas de migrantes –principalmente centroamericanos– que en los últimos meses han ingresado al país rumbo a los Estados Unidos, el estado de Chiapas se encuentra viviendo una crisis humanitaria sin precedentes, por lo que la Iglesia en el país ha cerrado filas con el obispo de Tapachula, Jaime Calderón, para pedir al gobierno federal que actué lo más pronto posible.
De acuerdo con un comunicado publicado este 6 de mayo por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), actualmente en la Diócesis de Tapachula, Chiapas, hay miles de personas migrantes que tienen varios días sin comer y duermen en la calle; también “hay niños, ancianos, enfermos y algunas mujeres en la cercanía de las labores de parto”.
Ante esta situación, la CEM pidió al gobierno federal activar y monitorear adecuadamente un Plan de Emergencia para que, a través de las estructuras gubernamentales correspondientes, se dé atención humanitaria, especialmente a aquellos que deambulan por la ciudad de Tapachula.
Ayuda sobrepasada
El comunicado –firmado por el presidente la CEM, Rogelio Cabrera; el secretario General del organismo, Alfonso Miranda; el responsable de la Dimensión Episcopal de Movilidad Humana, José Guadalupe Torres, y el propio obispo de Tapachula– asegura que el inmenso número de migrantes ha rebasado la ayuda de la Iglesia y la acción del gobierno.
Detalla que las instalaciones de la estación migratoria Siglo XXI están sobre saturadas, lo cual no permite una atención humanitaria adecuada, provocando que los migrantes deambulen por la ciudad en busca de ayuda.
Aunado a esto, los obispos han detectado que algunos mexicanos han asumido actitudes de rechazo, indiferencia, xenofobia, discriminación y racismo, cuando el país siempre se había caracterizado por su solidaridad y hospitalidad hacia los migrantes.
Colaboración articulada
Desde hace varios años, particularmente en los últimos meses, la Iglesia mexicana ha trabajado de la mano con otras Iglesias, grupos de la sociedad civil y autoridades en los tres niveles de gobierno, para atender la emergencia humanitaria provocada por el fenómeno migratorio manifestado en las caravanas que continúan desplazándose por el país.
Pero ante esta situación –asegura la CEM– se ha solicitado la acción de la Cáritas Nacional para que se articule la ayuda que hay en todo el país, y se ha motivado a las diferentes diócesis mexicanas para que fomenten entre los feligreses un esfuerzo adicional de generosidad a favor de los hermanos migrantes.