Czerny, África: contra el tráfico más colaboración entre la Iglesia y autoridades

En el seminario de estudio organizado por la Conferencia Episcopal Regional del África Occidental, la reflexión del Cardenal Michael Czerny, Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral, sobre las formas de combatir la trata y en favor de los migrantes.

Lisa Zengarini – Ciudad del Vaticano

La Conferencia Episcopal Regional de África Occidental (Cerao-Recowa) organizó del 9 al 13 de marzo en Abidján (Costa de Marfil) un seminario de estudio sobre la Laudato si titulado “Tierras comunitarias y derechos ambientales”, que reúne a los jefes de las distintas Comisiones de Migración, de Justicia y Paz y de las Caritas locales. En el encuentro participa también la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral, invitado a intervenir sobre el tema “Los derechos de los migrantes y los refugiados y los retos de la acogida, la protección, la promoción y la integración”. Este martes por la mañana Monseñor Robert Vitillo, Secretario General de la Comisión Católica Internacional de Migración (ICMC), presentó la contribución del Cardenal Michael Czerny, Subsecretario de la Sección.

El amor de Dios por los migrantes

Centro de la presentación fueron las posibilidades de intervención de la Iglesia de África Occidental en este frente, a la luz de las experiencias positivas ya realizadas en Europa y también en África que han permitido desarrollar una práctica pastoral, estrategias de comunicación y políticas de migración, y sobre la base del Magisterio Social y las indicaciones del Papa Francisco que – se recordó- desde su visita a Lampedusa en 2013 ha hecho de la cuestión de la migración y de la lucha contra la trata de seres humanos un tema fuerte de su pontificado. Indicaciones que pueden resumirse precisamente en la invitación de Francisco a declinar en primera persona los cuatro verbos “acoger”, “proteger”, “promover” e “integrar”, partiendo presupuesto, reiterado repetidamente en diversos lugares, de que los migrantes y los refugiados son ante todo “personas humanas”, con un nombre, una historia, una dignidad y derechos, a quienes la Iglesia tiene el deber de “demostrar el amor de Dios” por ellos.

Corredores humanitarios y visados especiales para grupos vulnerables

Esta línea es la base de las propuestas presentadas por la Santa Sede en los foros internacionales que también han dado resultados positivos, como la firma en 2018 del Pacto Mundial para una migración segura, ordenada y regular y el Pacto Mundial para los refugiados. “Los dos acuerdos -subraya el cardenal Czerny en su intervención- constituyen un paso histórico en la realización de la responsabilidad común de actuar solidariamente en favor de las personas en movimiento y, en particular, de las que viven en situaciones precarias y se ven obligadas a abandonar sus hogares”.

En este contexto y a la luz de estos resultados, el cardenal ha enumerado una serie de medidas que las iglesias de África occidental pueden adoptar, tanto para hacer frente a la actual emergencia migratoria como para combatir la trata de personas relacionada con ella. Entre ellas cabe el ejercer presión sobre los Estados para que renuncien a las expulsiones arbitrarias de migrantes y opten en su lugar por otras vías jurídicas como la creación de “corredores humanitarios”, la concesión de visados especiales para diversas categorías de personas vulnerables y para la reunificación familiar, un tratamiento específico para los refugiados y la concesión, en algunos casos, de la condición de persona temporalmente protegida.

Cooperación en la lucha contra la trata de personas

En lo que respecta a la lucha contra la trata, un frente en el cual se encuentra comprometida en primera línea la Sección de Migrantes y Refugiados, el Cardenal Czerny subrayó la importancia de un enfoque multidisciplinario y una colaboración más estrecha entre las autoridades gubernamentales y las propias Iglesias, así como la necesidad de actuar en el lado de la demanda que alimenta este infame mercado. Otro aspecto abordado en el informe fue el de los desplazados internos, que pone en tela de juicio las responsabilidades de los Estados individuales. El cardenal anticipó que la Sección de Migrantes y Refugiados está preparando nuevas directrices pastorales sobre el tema. Un nuevo desafío es también el de las migraciones vinculadas al cambio climático, fenómeno sobre el que la Iglesia ya ha iniciado una reflexión para proponer una línea de acción.

La solidaridad en un mundo interconectado

El cardenal Czerny concluyó recordando el llamamiento de Francisco en la misa para los migrantes celebrada en San Pedro el 6 de julio de 2018, con ocasión del quinto aniversario de su visita a Lampedusa: “Frente a los desafíos migratorios de hoy -había subrayado el Pontífice en su homilía- la única respuesta sensata es la de la solidaridad y la misericordia; una respuesta que no haga demasiados cálculos, sino que exija una división justa de las responsabilidades, una evaluación honesta y sincera de los factores alternos. Frente a los desafíos migratorios de hoy la única respuesta sensata es la de la solidaridad y la misericordia; una respuesta que no hace demasiados cálculos, pero exige una división equitativa de las responsabilidades, un análisis honesto y sincero de las alternativas y una gestión sensata. Una política justa es la que se pone al servicio de la persona, de todas las personas afectadas; que prevé soluciones adecuadas para garantizar la seguridad, el respeto de los derechos y de la dignidad de todos; que sabe mirar al bien del propio país teniendo en cuenta el de los demás países, en un mundo cada vez más interconectado”.

Fonte: vaticannews

Pular para o conteúdo